Del caminar...

Veo a la chica guapa, al amigo del colegio, al vendedor de entradas de un cine, al compañero de trabajo envidioso, a la mala (siempre hay una mala), a la amiga de la mala (que nunca es tan mala como la mala), al tío buena onda (que siempre es por parte de padre, no me pregunten por qué), a la enfermera, al bombero, al hijo del bombero (huérfano en potencia), al tonto, al pelador, veo a los rebeldes rendidos, veo al que pasea al perro (lo veo sin el perro, porque el perro es de otro), al amigo que aconseja, al falso amigo que aconseja mal a propósito (porque nadie se equivoca dando concejos), veo a los extras, cientos de extras, pero no veo al protagonista. No lo veo porque me gusta pensar que soy yo (Oh, sí. No saben lo bien se siente).

Podría ser el chico bueno que quiere conseguir un trabajo (drama), o un inventor fracasado (infantil), podría ser simplemente un perdedor que comienza el rodaje mirándose al espejo y escuchando voces en su cabeza(comedia). Podría ser el héroe que sabe pero no lo hace (ese que te da rabia, pero que al final lo hace. Estúpidos guionistas débiles...), o el que no sabe y lo hace (el clásico!), o también el que sabe y lo hace (nadie los quiere tanto como a los otros)... o el antihéroe, el que no sabe ni lo hace (imposible para plasmar en una pantalla. Dificultad extrema).

Esto de jugar a quien podría ser, es como jugar a "¿Qué harías si te encontraras un millón de dólares? Con la diferencia que todos tenemos un millón para invertir.